¿Te ha pasado que una mañana cualquiera abres los ojos e independientemente del clima o de las circunstancias el sol como que no logra aparecerse por tu día?
No vengo a decirte cómo salir de él, ni siquiera cómo aprovecharlo. Estoy segura de que tienes tus propios métodos. Sin embargo un día o varios días grises pueden ser un problema si: tienes pareja, hijos, trabajas, has hecho planes con otras personas, sientes la necesidad de darle a gusto a todo el mundo o si vives sola. Lo que quiero proponerte en este artículo, es hacer tu propio plan de supervivencia durante esos días para que puedas trabajar, no abandones a tus seres queridos, tus amigos te sigan invitando, hasta que la nube negra se la lleve el viento y al fin vuelva a salir el sol.
Espero que continúes conmigo. Te propongo transitar por algunos de esos escenarios y mostrarte varias alternativas. Quizás alguna pueda servirte.
No quieres hablar
En esos días grises te pueden pasar dos cosas: no quieres hablar o las palabras que salen de tu boca no son inteligentes, ni amables. Yo diría que el silencio es la mejor opción. Ahora bien, sería un acto de amor si no dejaras a los demás adivinando qué es lo que te pasa. Me puedes decir que a veces ni tú sabes lo que te pasa, claro, eso es normal, aunque en el fondo (o no tan en el fondo), uno casi siempre sabe qué le pasa. Pero no es necesario poner a sufrir a la gente que te rodea, así que, a tu manera, tú sabrás cómo, puedes comunicar que andas un poco baja de nota, que no estás para desplegar simpatía, que no es personal y que se te pasará.
Tampoco levantarte de la cama
A veces quedarse en la cama es una opción, pero no siempre se puede. Si tienes que trabajar, ni modo, algunos fingen gripas o dolores de cabeza, no te lo recomiendo, cuando sea cierto no te lo van a creer (o quizás sí, el mundo está lleno de gente hipocondríacos) y eso de que a uno no le crean nada es un problema. Lo que sí puedes hacer es bajar el ritmo, apoyarte en alguien de confianza y por favor, cuida lo que dices, porque la tolerancia durante los días grises no es muy buena.
Es domingo, hay almuerzo familiar, cine con una amiga, salida deportiva, en fin, hay un compromisos (unos ineludibles, otros no) y tú estás en tu día gris. Bueno, tienes varias opciones. La que más me gusta, pero que no le gusta a casi nadie, es decir la verdad. Muchas veces al hacerlo, los demás nos ayudan a encontrar solución. No sé si te ha pasado, pero ir a una reunión social a la que definitivamente no quieres ir o no tienes el estado de ánimo para disfrutar, es una pesadilla no sólo para ti, sino para quienes tienen que soportar tu cara de aburrimiento, mal genio o apatía.
Necesitas tu soledad
Todos necesitamos espacios de soledad. Pero cuidado, que cuando la necesidad de estar sola va alargándose en el tiempo, es posible que una depresión ande acechando por ahí. Ahora bien, a veces estamos tan llenas de actividades y tan acompañadas, que no nos queda nada para nosotras mismas, para mimarnos, para tener una cita larga con las sábanas, el sofá, el televisor, si es que optamos por quedarnos en casa, o quizás ese día gris lo aprovechemos para ir a cine solas, leer, escribir, dar un paseo por ahí escuchando música y bueno, tú debes tener tus propios sueños de soledad. Lo que sí te digo, es que es importante, cuando quieras hacerlo, ser amable y anunciarlo. Suele suceder que queremos estar solas y tendemos a exigirle a los demás que nos adivinen el pensamiento. Y un día gris puede pasar a negro, por un mal entendido.
Todo pasa
Como dicen por ahí, todo pasa, hasta los días grises. Y si no pasan, bueno, mi querida amiga, ojalá que puedas ir por ayuda, porque la verdad sólo tenemos certeza de esta vida y ojalá que podamos aprovechar todos los colores que ella nos ofrece.
Deja una respuesta