Hola. Hoy te traigo dos tests. Tranquila, no descubrirás en ellos cómo eres (eso lo sabes de sobra), qué te gusta (eso también lo sabes), ni qué te depara el futuro (eso no lo sabe nadie). No hay que apuntar los resultados y cada cual sacará sus propias conclusiones. Así que, adelante.
- ¿Te ha pasado que encuentras una carta, un poema, una reflexión que escribiste en algún momento de la vida y te parece que son palabras escritas por otra persona?
- ¿ Has echado una mirada al pasado y te has reído de esas pataletas que hiciste por nada?
- ¿Tienes sueños que nunca se cumplieron y que ahora no te interesan en absoluto?
- ¿Alguna vez alguien te ha dicho que ya no eres la misma persona de hace años, que has cambiado, que ya no te reconoce?
- ¿Te has escuchado a ti misma hablando como tu madre o abuela?
- ¿Alguna vez te encontraste con un amor del pasado y te preguntaste qué le viste?
Fin del test. Les confieso que yo contesté SI a todas. Parece que nunca termino de conocerme…o de desconocerme.
LA ESENCIA SE MANTIENE, PERO LA FORMA DE ABORDAR LA VIDA SE TRANSFORMA
Sigo con otro test.
- ¿Qué cosa has hecho siempre de la misma manera y piensas que seguirás haciéndolo así indefinidamente?
- ¿Qué se mantiene en tu personalidad a pesar del paso de los años y de las experiencias vividas?
- ¿Qué circunstancia ahora te hace reír o simplemente no le das importancia y en el pasado era toda una tragedia?
- ¿Qué agradeces haber dejado atrás o haber superado?
- ¿Qué no volverías a hacer por nada del mundo?
Estas preguntas no buscan que entremos en crisis existencial ni mucho menos, sino echar un vistazo a cómo abordábamos la vida antes y cómo lo hacemos ahora. El futuro lo dejo quieto.
¿SOMOS LO QUE SE MANTIENE O
AQUELLO EN LO QUE NOS TRANSFORMAMOS?
Trabajé durante casi doce años en un hogar geriátrico. Una experiencia de vida, de muerte, de tiempo. Me siento profundamente agradecida de todo lo que aprendí con ese grupo maravilloso de personas, en su mayoría mujeres.
Laura, una mujer mayor de ochenta años, de temperamento fuerte, vanidosa, inteligente y con gran sentido del humor, me dijo un día «Hoy me miré en el espejo y la que vi reflejada en él no era yo. Yo no soy esa viejita que estaba allí». Esa frase se quedó tatuada en la memoria y se volvió parte de mi filosofía de vida. La que veo en el espejo, no soy yo. Ese día comprendí que no soy ninguna de las etiquetas que me enseñaron a ser. Mi profesión, mi oficio, mi edad, mi género, mis gustos, mis roles, la forma de mi cuerpo, mi imagen, nada de eso soy yo.
LO QUE SOY NO PUEDE DEFINIRSE NI LIMITARSE
Deja una respuesta