Salud y Bienestar
Como adoquines fieles, marchan los recuerdos tras mi sombra, formando una fila a veces ordenada, otras, caótica.
Como fantasmas fiesteros, bailan a mi alrededor, los que se fueron del todo y los que, sin soltar la cáscara, salieron despavoridos de mis días.
Como un ladrón en la noche, escondido tras las esquinas de la vida, acecha el ladrón de la memoria.
El Cerebro: nuestra estación de mando

Hace varios años, por recomendación de una de mis hermanas, compré el libro CAMBIA TU CEREBRO, CAMBIA TU CUERPO ( Editorial Sirio), escrito por el Dr. Daniel G. Amen, neurocientífico, psiquiatra y experto en imágenes cerebrales, autor de numerosos libros, orador e investigador.
Al inicio del libro, él cuenta, que en una tomografía que se hizo cuando tenía 52 años, encontró que su cerebro era más joven que cuando tenía treinta y siete años. Si se supone que con la edad, el cerebro se vuelve menos activo, ¿por qué su cerebro era más joven a pesar de tener más edad?
Para resumirles, él puso en práctica un nuevo estilo de vida que además de mejorar su cerebro, tuvo efecto en todo el estado de salud y bienestar de su cuerpo y se ha dedicado, por años, a enseñarlo a sus pacientes.
Él propone diez principios básicos que explican por qué, si queremos mejorar nuestra calidad de vida, es preciso amar y cuidar el cerebro:
- El cerebro interviene en todo lo que hacemos: literalmente, TODO lo que hacemos, pensamos y sentimos, en cómo nos vemos, en la energía que tenemos al levantarnos en la mañana. La forma en que nuestro cerebro funciona, determina cómo vivimos y al mismo tiempo, su funcionamiento depende de nuestro estilo de vida, nuestras decisiones y relaciones.
- Cuando el cerebro funciona bien, el cuerpo tiene mejor aspecto y se siente mejor. Cuando el cerebro está en problemas, también se refleja en nuestra apariencia y en cómo nos sentimos: cuando nuestro cerebro trabaja en niveles óptimos, es más fácil llevar un estilo de vida saludable. Y un estilo de vida saludable, redunda en un cerebro sano. Como pueden ver, la cosa es de ida y vuelta.
- Nuestro cerebro es el órgano más complejo del universo, así que, respetémoslo: imagínense que a pesar de que representa más o menos el 2% del peso del cuerpo, usa el 25% del riego sanguíneo del cuerpo, el 25% de las calorías y el 20% del oxígeno que consumimos.
- El cerebro es muy blando y se encuentra guardado y protegido por el cráneo. Hay que protegerlo: nuestro cerebro no está diseñado para recibir golpes de ninguna clase. Sobra decir que el boxeo, los cabezazos con un balón, y montar en bici, patines, motocicleta, practicar deportes extremos, SIN casco, son pésimas ideas.
- El cerebro tiene sus propias reservas o ahorros, por decirlo de manera sencilla. Cuantas más sean, más sano estará y viceversa: cuando nacemos, todos traemos la misma reserva y ella puede aumentar o reducirse, con buenos o malos hábitos (desde el vientre de la madre). Una reserva es un recurso que posee el cerebro para resolver los diferentes desafíos de la vida. Cualquier conducta o hábito adecuado (alimentación, ejercicio, descanso, etc.), aumenta la reserva y obviamente, cualquiera que lo dañe (mala alimentación, drogas, exceso de licor, estrés, etc.) la reduce.
- Las diferentes partes del cerebro, son responsables de diversas conductas. El conocimiento del cerebro, ayuda a mejorar su funcionamiento: no me detendré en este aspecto, sólo diré que no es un tema difícil, que hay mucha información sobre él (el libro es muy claro) y que vale la pena aprender ya que, como pueden ver, es un órgano TAN importante.
- Así como hay muchas cosas que dañan al cerebro, también las hay que lo ayudan y mejoran su funcionamiento (y por lo tanto nuestra calidad de vida): no pretendo sembrar terrorismo, sino crear conciencia. Las que lo dañan: drogas, alcohol, obesidad, desajustes hormonales, mala alimentación, inflamación crónica, bajo riego sanguíneo, estrés crónico, falta de sueño, fumar, exceso de cafeína, demasiadas pantallas, videojuegos violentos, deshidratación, falta de ejercicio, pensamiento negativo, demasiado tiempo dedicado a redes sociales. Las que lo mejoran (buenas noticias): alimentación balanceada y sana, ejercicio físico, dormir suficiente, meditar, relajarse, agradecer, sexo, relaciones constructivas, equilibrar las hormonas, ponerle atención y tratar los trastornos mentales (buscar ayuda).
- Las imágenes cerebrales proporcionan bastante información sobre el estado del cerebro: en este punto él no propone que salgamos corriendo a hacernos un escanograma, sino estudiar, cambiar las conductas de riesgo, hacerse un autoexamen (en el libro hay varios tests, pero nuestra calidad de vida es un buen indicio de la salud de nuestro cerebro) y, obviamente, no descartar la visita al médico, ya que las imágenes ayudan a establecer qué es lo que anda mal en los casos individuales.
- No hay una receta que valga para todos, cada persona es única y así mismo, lo es su cerebro: cuidado con las fórmulas mágicas que le funcionan a la vecina o que encuentran en internet.
- Sí se puede cambiar el cerebro y con él, el cuerpo: pero hay que tomar cartas en el asunto, hacer cambios en el estilo de vida.
No todo es culpa del «alemán»

Ya que hemos nombrado varias veces al famoso «alemán», aprendamos un poco sobre él. La enfermedad del Alzheimer lleva el nombre del Dr. Alois Alzheimer (1864-1915), quien, en 1907, publicó sus hallazgos, por primera vez en la historia, con amplios detalles clínicos y dibujos de las lesiones cerebrales que se han hecho internacionalmente famosos, con el título «Sobre una enfermedad específica de la corteza cerebral».
El Alzheimer es un tipo de demencia que causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Los síntomas generalmente se desarrollan lentamente y empeoran con el tiempo, hasta que son tan graves que interfieren con las tareas cotidianas.
Como ya pueden estar deduciendo, el funcionamiento del cerebro no se reduce a la memoria, aunque ella es una de las funciones cognitivas básicas. En pocas palabras, la memoria es el registro de las experiencias almacenadas en el cerebro, ya sea información, escenas triviales o sucesos importantes.
Hay tres tipos: la memoria de trabajo, que reside en el lóbulo frontal y dura menos de un minuto y luego se borra (ej. un número que sólo necesitamos por unos segundos y luego desechamos); la memoria a corto plazo, que reside en el hipocampo, dura de unos minutos a horas o semanas y después se borra (si el número que anotamos es importante, es posible recordarlo, sólo las experiencias significativas estimulan suficientemente el cerebro para que la información quede registrada); la memoria a largo plazo, que puede durar toda la vida. Según parece son varias las zonas del cerebro implicadas directamente en la memoria a largo plazo.
MEJORAR LA MEMORIA
Si queremos mejorar la memoria, hay que entrenarla, mantener el cuerpo sano y estar alerta de cualquier problema de memoria que detectemos. Aunque nos aterra la enfermedad del Alzheimer y otros trastornos afines que podrían alterar nuestras funciones cognitivas, también hay otras causas de la pérdida de la memoria: adicción a los medicamentos, ansiedad, cáncer, dependencia del alcohol, depresión, diabetes, drogadicción, fatiga, hidrocefalia, infecciones cerebrales, lesiones en la cabeza, problemas metabólicos, quimioterapia contra el cáncer, trastornos de la tiroides, trastorno de déficit de la atención, insuficiencia de Vitamina B12 y de Vitamina D.
Tres formas que el Dr. Amen propone para mejorar la memoria:
- APRENDER UN IDIOMA: mejor si podemos irnos de viaje.
- RUTAS NUEVAS: seguir rutas diferentes para llegar a los lugares habituales (ojalá sin usar las aplicaciones que nos llevan a todos lados sin esfuerzo).
- MOVERSE: no sólo se trata de hacer ejercicio, sino de hacer ejercicios nuevos, como por ejemplo, aprender pasos de baile. La actividad física estimula el flujo sanguíneo del cerebro y ayuda a que se mantenga joven. Si además de ejercicios de coordinación, añadimos música, se estimulan las diferentes zonas del cerebro responsables del procesamiento de la información y del aprendizaje. Eso si, cuidado con el exceso de licor.
¡A la carga!
Tener un cuerpo sano implica, necesariamente, tener buena memoria. Para mantenernos sanos y NO OLVIDARLO, hay que recordar lo que hay que hacer todos los días. Memoria significa ser capaz de tener un plan en mente, para así avanzar de manera sistemática hacia nuestras metas (no importa el tamaño de la metas) y alcanzarlas.
«Se calcula que el número de personas con Alzheimer se va a triplicar en los próximos 25 años, así que es fundamental que nos ocupemos de optimizar nuestro centro de la memoria» (pag 298).
Como pueden ver, hay mucho por hacer para mejorar el funcionamiento de nuestro cerebro y por lo tanto nuestra calidad de vida. No se trata de hacer cambios en nuestro estilo de vida por miedo al «alemán», sino para que nuestra vida tenga una mayor calidad. Pero definitivamente, es importante revisar nuestros hábitos y hacer algunos cambios, si es preciso. La idea no es verlo como una pesada tarea que debemos hacer, para que no nos ponga mala nota la vida, sino para que el día a día sea genial y sigamos viviendo al mejor estilo de CINCUENTAÑEZ Y MÁS, es decir, AL MÁXIMO.

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