Aprender a envejecer

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El título de este texto puede parecer una obviedad. Uno no necesita un curso para envejecer. Los años se suceden así nada más, uno tras otro, dejando tras de sí, recuerdos y transformaciones en cada uno de los rincones del cuerpo. Comenzamos a envejecer desde que nacemos. Qué terror le tenemos a las palabras ENVEJECER, VEJEZ, VIEJA, VIEJO, ENVEJECIMIENTO.

El culto a la juventud no es nuevo. No es un invento del siglo XXI ni mucho menos. Lo que sí es nuevo, es que ahora somos muchos más los que llegaremos a viejos y seremos más viejos que antes. La esperanza de vida, especialmente en países desarrollados y en general entre grupos socio económicos medios en todo el mundo, es casi el doble que hace cien años.

Y yo me pregunto entonces: ¿Cómo envejecer con éxito? ¿Es lo mismo crecer que envejecer? ¿Llega un momento en la vida en el que uno se acerca una cima y a partir de ese momento la vida es para abajo? ¿Es la vida entonces como una montaña? ¿No será más bien un camino con subidas, bajadas, curvas, cuevas, caminos ciegos, una especie de laberinto multidimensional personal e intransferible, cuyo punto de llegada sea, la muerte? ¿Hay un después al cruzar esa puerta? ¿Podrá ser el inicio de un nuevo camino? ¿O tal vez no haya nada? ¿O todo?

Relativity lattice, 1953 M.C. Escher

Sé que son preguntas sin respuestas. Que cada cual, basado en sus propias creencias, intente contestarlas. Pero en lo concerniente a envejecer, aún no hay una fórmula mágica para la inmortalidad, un cuadro secreto, como en el retrato de Dorian Gray, que, una vez llegados a un punto ideal de «madurez y belleza», esconda el «horror» de perder la lozanía, las fuerzas, la vitalidad, la chispa, en resumen, la juventud, tan corta y desagradecida.

Si envejecer no es opcional (a menos que la Parca llegue de manera temprana), entonces sí pienso que es importante aprender a hacerlo con calidad, que en mi opinión, es la definición de envejecer con éxito. Nunca antes en la historia de la humanidad habíamos llegado a este punto. Los avances en la ciencia y la medicina lo han permitido. Pero no es suficiente estar vivos para tener una buena vida. Es cierto que un pez no necesita pensarse qué es ser pez o qué significa nadar dentro de una pecera, un río, un arrecife o en la profundidad del océano. Pero es que no somos peces, somos «animales pensantes», nuestro cerebro y sus infinitas conexiones nos han permitido ser creadores, transformadores; durante miles de años, cada cultura se ha preguntado el sentido de la existencia, qué sucede antes del nacimiento, o cuando morimos, el para qué el por qué vivir; somos una especie que sueña futuros y los hace realidad (también destruye), que recrea a través del arte, que se comunica, que hace lo que sea para sentir que su vida tiene sentido.

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Entonces, yo me pregunto, ¿Qué tengo que hacer para que mi madurez, tercera y cuarta edad (dicen que es después de los 80), tengan calidad? ¿Cuál es mi propia definición de calidad? ¿Es la misma para todos, para cada sociedad, para todos los que vivimos en esta bella y compleja aldea global llamada PLANETA TIERRA?. Y claro, hay aspectos básicos, como tener un techo, una cama, alimento, ropa, compañía, respeto, afecto (todo esto debería estar garantizado). Pero a partir de allí, vienen las opciones individuales. ¿Qué le da sabor a mi vida, a tu vida? En mi caso, un montón de cosas, el deporte, leer, escribir, cuidar mis plantas, meditar, aprender, estar a solas y también con los que amo ( y con los que voy conociendo en el camino), etc. Entonces, mi calidad de vida, está en esos pequeños tesoros que colorean mis días, que hacen que cada mañana abra los ojos y valga la pena levantarme de la cama y cada noche me acueste agradecida por lo vivido.

No quiere decir que no sienta miedo, tristeza o desazón. Si. A veces «se me descarga la pila» y es entonces cuando salgo a buscar ayuda en un libro, una amiga, un especialista, una meditación, un paseo al parque con Kala, nuestra amorosa perrita.

Las amigas

¿Qué alimenta tus días? ¿Qué te ayuda cuando los ánimos están bajos? No lo sé. Es un asunto personal, sin embargo, tal vez tengamos en común algunas preguntas y respuestas.

Aprender a envejecer no es para los que están (¿estamos?) VIEJOS; es para los que estamos VIVOS.

Por cincuentanezymas

Mujer, amiga, hermana, madre, educadora, loca, cuerda, trabajadora, vaga, deportista,creativa, independiente, librepensadora,audaz, temerosa. Un ser humano común y corriente, enamorada de la vida.

8 comentarios

  1. Aprender a envejecer es aprender a amarnos , a valorar, y a disfrutar de cada pequeño detalle que nos han pasado desapercibidos por el ímpetu de la juventud!!gracias Ana María por obligarme a estas reflexiones!!

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  2. Vale la pena aprender como yantáis otros aprendizajes a, envejecer. En mi caso: camino por la montaña, cuido plantas y animales, tejo, encuentro silencio en mi estar sola, disfruto las hijas a raticos, también siento nostalgia cuando estoy en la ducha y veo mis piernas, estómago y brazos flácidos.
    Cuando siento que la compañía y el afecto íntimo son tan necesarios.

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  3. Anita para muchas personas llegar a este periodo de la vida, se hace bastante difícil; cuando se acepta que entramos en esta nueva etapa, la cuestión se hace más llevadera.
    Afortunadamente para mi, no fue una transición difícil, por el contrario, trato de sacarle el mejor provecho. Me adelante un poco a este momento y tengo actividades, familia y amigos que permiten disfrutar estas canas.

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