Cesan las palabras en el beso,
en la mirada tierna,
en la admiración honesta.
Cesan, también,
en la oración sincera,
en la dicha sin causa,
en la soledad
que se basta a sí misma.
Cesa la palabra frente al lienzo,
a la página en blanco,
al trozo de mármol,
a la partitura virgen,
cesa la palabra,
para que la voz
entone su canto.
Calla la boca,
siempre calla,
cuando en diálogo mudo
se unen dos almas
que se aman.
Calla la palabra,
en la fe profunda,
en el cara a cara con la muerte,
calla, también,
cuando el pasado
y el futuro se funden
en el único tiempo posible:
este instante.
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