Finalmente, aprendí.

Mi perro Momo es una fuente infinita de anécdotas, como cuando se tienen los hijos pequeños (o sobrinos o alumnos): la liebre siempre salta en lugares sorprendentes.

Hace poco estuve con algunas molestias de salud, así y todo sacaba a Momo a hacer sus necesidades. Caminaba despacito, me quejaba por ratos, el perro tranquilo, colaboraba, volvíamos a la casa después de un corto tiempo, yo volvía a la cama. Una tarde, al final de nuestro paseo por el parque, después de casi cuatro noches sin dormir, paseos cortos y deficientes de mi perro, en el momento en que nos disponíamos a cruzar la calle, una mujer llegó desde atrás y pasó corriendo al lado de Momo. Resumen: el perro se asustó, se lanzó sobre ella (yo lo tenia agarrado de la correa), le rompió la licra, le hizo un rasguño ínfimo, la asustó, ella me gritó que mi perro era bravo que le pusiera bozal, yo le dije que no quería discutir con ella, atravesé la calle, me encaminé a mi casa y a mitad de la cuadra me alcanzó un policía. Rodeadas de varios policías un poco apenados (un segundo policía llegó en moto y otros tres en una patrulla), el perro a mis pies, tranquilo, ella pidió que me impusieran un comparendo; yo me disculpé, si quiere le pago la licra, NO dijo ella. Que le pongan el comparendo PARA QUE APRENDA (no me miraba).

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Después de varios días, con la multa pagada, el problema de salud resuelto y las fuerzas renovadas yo me puse a pensar. ¿Qué quería ella que yo aprendiera? ¿Lo aprendí? ¿Qué aprendí?

PARA QUE APRENDA

Me imagino que yo debería haber aprendido a no asustarla a ella, a excusarme en lugar de haberme ido (eso sí lo aprendí, creo que la multa tiene más relación con este detalle que con lo que hizo Momo), a educar correctamente a mi perro (…sin comentarios), a ponerle bozal para sacarlo a pasear (ya lo compré…terrible objeto). No es mi asunto lo que ella aprendió. Quizás el universo con sus trucos y volteretas nos cruce de nuevo (ella va todos los días a correr, algo posible), podamos sentarnos a tomar un café y a reírnos de lo que pasó (yo todavía no logro, espero que no pase tanto tiempo para llegar a ese punto). Lo que sí puedo decir, es que sí aprendí algunas cosas, aunque no tienen nada que ver con el perro, con ella, ni con la multa:

Aprendí que si no tengo fuerzas para algo, puedo pedir ayuda. Sinceramente no debería haber estado allí sino en mi cama.

Aprendí que aunque yo crea que tengo la razón y que las cosas son injustas porque los hechos no pueden sacarse de los contextos, la otra persona también siente que la tiene. Ella no sabía que yo estaba enferma, yo no sé si ella le teme a los perros. Ella no sabía que uno no debe pasar corriendo junto a un perro, yo no sé si ella sí lo sabe pero estaba escuchando sus propios pensamientos, y así podría seguir.

Aprendí que aunque intente estar lo más alerta posible y trate de controlar «todos» los factores, la vida es imprevisible (y los perros también), así que cuando llegan esos giros sólo podemos hacer tres cosas: resolver, aprender y seguir.

Aprendí que no vuelvo a usar la frase PARA QUE APRENDAS para justificar un castigo, un grito, una represalia, porque lo que el otro aprende casi nunca depende de lo que yo intento enseñarle.

Aprendí que casi todos sabemos que los castigos no educan, pero los seguimos usando, porque resulta ser el camino más corto para lograr controlar a los otros (qué triste).

Aprendí que no quiero ser como mi vecina. No quiero obligar a nadie a aprender a las malas (ni siquiera a mi perrito lindo). La vida se encarga de dar las lecciones. No es tan necesario que una vecina «concientizadora» intervenga.

PARA QUE APRENDA, dijo la vecina que sale a trotar todos los días. Hubiera preferido gastarme esa dinerito en otra cosa. Pero bueno, al menos aprendí, tal vez no lo que ella se imaginaba que aprendería, pero aprendí.

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2 respuestas a “Finalmente, aprendí.”

  1. Avatar de Beatriz Guerra
    Beatriz Guerra

    Se debe aprender más a diferenciar y no sobredimensionar nada, pero ante todo debemos aprender a actuar con amor y así podremos disfrutar de este espacio aquí que es tan corto🥰

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    1. Así es, Beatriz. El amor como premisa de nuestras acciones. Gracias por tu comentario y por tu lectura.

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«Caminante no hay camino, se hace camino al andar». Antonio Machado

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